martes, diciembre 25, 2007

Hieno de Nocturnidad


Hay que ver lo que sale de una madrugada de Nochebuena...

jueves, diciembre 06, 2007

sábado, noviembre 24, 2007

domingo, noviembre 18, 2007

sábado, noviembre 10, 2007

sábado, noviembre 03, 2007

Hieno de Tranquilidad

Hieno de Miedo


Siento tener a mis carroñitas tan dejadas, pero los acuerdos sobre la mayoría e trabajos que estoy realizando me impiden mostrarlos al público so pena de rebanarme la chepa peluda, así que ya no puedo seguir con mi habitual dinámico de "hago, cuelgo, hago, cuelgo". Bueno, ¿recordais a aquel gorila con puro y gabardina, unas entradas más abajo? Pues este es su alter ego, o mejor dicho su verdadero yo, antes de que cierto doctor chiflado realizase un transplante de cerebro con el objetivo de crear al mejor ladrón de todos los tiempos. Pronto sabreis más, MUAUAHAHAHAHAHAAAA...

martes, octubre 23, 2007

Hiena Gatuna


ODA AL GATO

Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.

No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas de la noche.

Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.

Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.

Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.

miércoles, octubre 17, 2007

martes, octubre 16, 2007

domingo, octubre 14, 2007

viernes, octubre 05, 2007

lunes, octubre 01, 2007

martes, septiembre 25, 2007

sábado, septiembre 22, 2007

martes, septiembre 18, 2007

domingo, septiembre 16, 2007

Hiena de Colegas



Los amigotes de birras del greñas ese de las hachas. Ser un tipo obsesionado con la sangre ajena, la cerveza y el untar tus músculos de aceite no hace que dejes de ser un tipo social. Simplemente, aumenta la posibilidad de que tus colegas sean un poco..."raritos".

domingo, septiembre 09, 2007

jueves, agosto 30, 2007

Hiena Puritana


No, no es un ferviente defensor de la Biblia; aunque no lo parezca es un contable. Si, si, un contable, ¿o es que pensabais que la vida de un chupatintas de tres al cuarto no podía estar llena de trepidantes aventuras? Se llama Matthias y será el protagonista, si todo va bien, de una novela gráfica ambientada en el s.XVII titulada The Bookkeeper, ilustrada por un servidor y su peluda chepa.

martes, agosto 28, 2007

Hiena Estresadísima


Ya que mis amados pedacitos de carroña me recriminan que estoy demasiado ocupado tratando de desparasitarme los genitales como para postear algo, aquí dejo dos de mis útimas excrecencias: dos páginas preparatorias para el próximo tebeo que tanto habeis estado esperando, Cuélebre 2!!! O como dos legionarios romanos van a dar con el bicho más raro de Asturias, patria querida.

miércoles, agosto 08, 2007

lunes, julio 30, 2007

sábado, julio 21, 2007

Meme u ocho fragmentos de Hiena

No sé si cojo realmente el concepto de lo que es un Meme, pero voy a hacer como los monos y a proceder por imitación. Allá vamos.

1) Mis sospechas se confirman cada año que pasa: soy un adicto a todo tipo de narración, sea escrita, gráfica, animada, etc. Tengo una buena memoria para ese tipo de cosas y mi mente siempre anda llena de historias reales y ficticías, habidas y por haber, y no son pocos los que dicen que sería un buen cuentacuentos. Si alguna vez te encuentras conmigo en un callejón oscuro, lo más probable es que acabe contándote alguna historia (si estoy borracho, existe un 75% de posibilidades de que pertenezca a la épica escandinava).

2) Quizá sea un efecto secundario de lo anterior, quizá un trauma de la infancia o quizá residuo de mi afinidad a las artes marciales, pero no soporto las situaciones injustas. Una lucha desigual, una regla sin sentido, la burocracia laberíntica gratuita, los mangoneos y amiguismos sociales que hacen que gente inepta ocupe puestos que otros más preparados codician, etc. Enfrentarme directamente a una situación así es una de las pocas cosas que pueden hacerme perder los papeles (aunque una lucha desigual tiene su encanto si estás en el lado débil. Moloon labé!),

3) Me fascina buscar el origen y el verdadero sentido de las cosas, desde el momento en que a algún pirado se le ocurrió empezar a practicar lo que hoy en día es surf al significado de la palabra "amigo". Me dí cuenta bastante pronto de que mucha gente no entiende realmente el significado de muchas palabras importantes, así que decidí buscar mi propia definición de cada una. Sigo en ello.

4) Aunque suene mal decirlo, me encanta mi cuerpo. No porque sea más o menos bonito, ya que podría estar bastante mejor, sino por las satisfacciones que me da. Malpensados. Me refiero al placer que representa tener un cuerpo sano, sensible, con el que me llevo bastante bien y al que he cogido bastante cariño con los años. Al fin y al cabo, pasamos mucho tiempo juntos. Tiene sus coñas y a veces interfiere con mi raciocinio, pero en el fondo es majo y pienso seguir cuidándolo y disfrutándolo hasta que decidamos separarnos.

5) Soy un tipo encantador, es cosa de familia, pero puedo ser el ser más desagradable y cabrón del planeta si me enfrento a mi odiado archienemigo: la estupidez humana.

6) Tengo rituales para TODOS los actos de mi vida cotidiana. Soy Virgo, ¿qué esperabas?

7) Siento un placer perverso sacando a relucir los puntos flacos de la gente y haciendo que se enfrenten a ellos. Del mismo modo, me resulta delicioso llevar a la gente al límite de sus convicciones. No soporto las ideas fijas, firmes y bien asentadas, me producen urticaria mental.

8) Hay una cosa que me encanta de mí mismo, casualmente la misma que me saca de quicio. No muy en el fondo, soy un orgulloso: acepto mal las críticas la mayor parte de las veces, no soporto que me humillen o me infravaloren, y a veces parezco un tanto altivo y frío con algunas personas. Pero ese orgullo me levanta siempre que estoy a punto de tocar fondo, y sé que no permitirá que caiga por fuertes que sean los golpes. Y lo que es mejor, no me dejará ver a alguien perder su dignidad sin darle dos hostias para que espabile (N del T: no tomar en sentido literal, cachocabestro).

domingo, julio 08, 2007

Hieno de Batallitas

Las tropas se congregaban a la salida de la gran tienda de campaña como feligreses a la espera de una aparición sagrada. La expectación llenaba el aire nocturno como una bruma casi tangible, mientras los soldados rezaban, cuchicheaban o incluso hacían apuestas sobre la suerte del viejo general. El muchacho se abrió camino sin dificultad entre los hombres, quienes creaban un sendero al cederle el paso en cuanto lo reconocían. Habían aprendido a respetarle, a seguirle sin dudar y a confiar en él; eso es lo que sus miradas le imploraban silenciosamente. Dinos que no va a morir, dinos que es inmortal, que se levantará una vez más como ha hecho tantas veces, eso le suplicaban. Esperanza.

Cuando apartó los cortinajes de la entrada, el olor del incienso y otras hierbas medicinales saturó su olfato. Varios ritones sostenidos sobre trípodes de bronce eran alimentados regularmente por varios apotecarios parsimoniosos, pero aparentemente incapaces de quedarse quietos. Con un gesto, el viejo general despidió a sus médicos y quedaron a solas el muchacho, el silencio y él. Por un momento, el interior de la tienda pareció inmenso, ocupado sólo por el camastro, una mesa de campaña llena de mapas y documentos y poco más. Al fondo, observando desde la penumbra como un testigo curioso, la armadura oscura del veterano colgaba vacía de su pie de madera.

La pulida armadura dorada del joven estratega y su impoluta capa blanca parecían estar fuera de lugar en aquel ambiente de penumbra que no dejaba a la vista más que una gama de grises y marrones, como si uno se viese envuelto de pronto en un gigantesco y antiguo pergamino. La inminencia de la muerte, el goteo de una vida que llega a su final, hizo que su juventud le pareciese insultante; sintió vergüenza, por un momento, como quien derrocha su dinero frente a un desarrapado. En el camastro, ante él, el poderoso pecho de su querido mentor se alzaba con una dificultad que contrastaba con su corpulencia. El veterano guerrero compartía, cada vez más, el color del ambiente que le rodeaba, como si poco a poco fuese disipándose hasta hacerse parte de la tienda que le había acompañado en tantas campañas. Incluso sus brazos, esos brazos famosos por su firmeza, yacían ahora con laxitud, su piel cenicienta surcada por un entramado difuso de antiguas cicatrices y tatuajes. Todo parecía haber sufrido como un mazazo inmisericorde y repentino el paso del tiempo. Todo, salvo su mirada.

-Eh, muchacho, aún no estás en mi velatorio. He pasado luchando toda mi vida, desde que me alistaron a la fuerza siendo más joven que tú. Algunos soldados piensan que esta reliquia, aquel ritual o cierto dios le protegerá de la muerte; otros se arrojan en la batalla como amantes desesperados o locos ebrios. A veces ocurre esto entre hombres que llevan demasiado tiempo cortejándola, se desmoronan y tratan de precipitar lo inevitable, tú ya lo has visto-el joven asintió gravemente, con las últimas batallas todavía candentes en su memoria-. Pero hay otros, unos pocos, que comprenden, que presienten, el modo en que la Parca reclama a los hombres. Ella baila con nosotros, los guerreros, danza a nuestro alrededor todo el tiempo, rozándonos, acariciándonos como una dama coqueta que sólo se deja seducir cuando ella lo desea. Por eso nunca la he temido, ni la he despreciado. Sabía de sobra que me encontraría cuándo y dónde quisiese, aunque debo admitir- dijo, mirando con tristeza sus armas-, que nunca pensé que sería así.

Creepy Hiena

domingo, julio 01, 2007

Hiena de Nada

Reduce a un hombre a ruínas y contempla lo que quede, pues será lo que en verdad es, aquello que nada ni nadie podrá arrebatarle, salvo él mismo.

martes, junio 19, 2007

Hiena Vacía

"Amargas son las lágrimas lloradas.
Más aún, las que no se lloran."
Proverbio Irlandés.

viernes, junio 15, 2007

Hiena Errabunda

El joven recorrió el campo con la mirada, perplejo y aún tembloroso; cada latido hacía que le retumbara el cuerpo desde las sienes hasta las rodillas. Tardó un tiempo indefinible en darse cuenta de que estaba conteniendo el aliento, y por un momento se sintió ridículo al ver que su mano permanecía petrificada en torno a la empuñadura de la espada.

Recuperó la suficiente cordura como para soltarla, asqueado, al verla cubierta de sangre de la punta a la cruz. Su espléndida armadura no se encontraba más limpia, su brillo tamizado por una capa irregular de barro y restos de sus enemigos. Incluso la tierra del suelo parecía harta de beber, oscura y encharcada. Una cacofonia de sonidos le hizo alzar la vista bruscamente, asustado como un niño, y miró confuso a la multitud congregada a su alrededor.

Los ajados estandartes ondeaban aún al viento cansado de la tarde y las tropas, lo que quedaba de ellas, lanzaban vítores, vítores llenos de entusiasmo, vítores por él. Se preguntó si estaban locos, si todo aquello no sería más que una pesadilla; sintió el deseo de gritar, de escapar, de arrancarse la pesada, sucia, opresiva piel de hierro que le cubría el cuerpo. Comenzó a sudar, dio un titubeante paso atrás, el primero de una desesperada huida a cualquier lugar que no fuera aquel, pero una mano le detuvo.

El contacto cálido y firme de aquella mano pareció atravesar el metal y el cuero hasta hacerse tangible y cercano, y eso devolvió al joven cierta entereza. El veterano general lo miró con sus ojos enmarcados en una confusa mezcla de arrugas y cicatrices, recogió su espada y la alzó en el aire, junto con el brazo derecho del muchacho. El griterío se convirtió en un trueno cuando la tropa prorrumpió en gritos y cánticos de victoria, y el general le habló en voz baja. Saluda a tus hombres, muchacho, ahora, más que nunca, son tuyos.

Pasaron las horas, el sol declinó y comenzó la odiosa tarea de retirar los cuerpos de los caídos y realizar los ritos de campo. No lo entiendo-dijo el muchacho, observando desde la parte alta del campamento-. Han muerto cientos, miles, la tierra rebosaba sangre esta mañana, ha sido una carnicería. Una carnicería a la que yo les he impulsado, y aun así me vitorean, me aclaman...Escúchalos, aún ahora cantan himnos de victoria. Es una locura.

Si, puede que estén locos por celebrar algo entre tanta miseria-contestó el general, sorbiendo sopa caliente, junto a la fogata-, pero han estado demasiado cerca de la muerte hoy, y eso sólo hace que se sientan más vivos. Hoy les has dado la vida, muchacho, les has dado algo que ninguno de ellos se atrevía a esperar, ¿no lo has visto en sus ojos? Esta mañana estaban muertos y ahora siguen vivos. El miedo había ganado esta batalla antes de que se descargase el primer golpe, pero tú se lo has arrancado del pecho y les has enseñado que el enemigo no es invencible, que sangra y que puede ser derrotado. Por eso, ahora te seguirán hasta donde tú quieras guiarles.

El muchacho calló. No importaba lo mucho que había estudiado el arte de la guerra, las horas que había pasado leyendo a los estrategas clásicos o soñando con la gloria. Se estremeció al pensar que aquella masacre sólo había sido el principio.

martes, junio 05, 2007

Hienoglíficos

¿Enanos egipcios? A mí, personalmente, me suena como un vikingo vestido con traje de luces, pero quien paga manda y estos pagan en British pounds, creo, así que pueden mandar lo que les salgade sus reales apellidos. Apellido, que por allí tienen uno, y gracias.

lunes, mayo 28, 2007

Hiena Volumétrica


Primeros balbuceos gibosos en el mundo de las dimensiones virtuales.

sábado, mayo 26, 2007

viernes, mayo 25, 2007

miércoles, mayo 09, 2007

Hieno de Malicia

Adivina quién viene a cenar esta noche...

sábado, abril 14, 2007

Hiena con Mala Leche


La verdad es que me caigo de sueño y a la imagen le faltan algunos retoques, pero estoy tan contento que no puedo esperar a compartir este pedazo de escoria con el resto del mundo. Ahí lo teneis, carroñitas mías, carne fresca que podeis roer y roer hasta que se os atragante. Espero que os guste.

domingo, abril 08, 2007

Hieno de Epicismo



Por fin, después de meses de espera, 300 chulos de playa armados con yelmos corintios y taparrabos de cuero han llegado a nuestras pantallas, luciendo abdominales sobre los que se podría asfaltar tranquilamente y algo de ambigüedad sexual. No importa. El caso es que se ha debatido mucho sobre si los 300, además de la guardia personal del rey Leónidas, eran el Regimiento Sagrado de Esparta, famoso por su "buen rollito", o de si en esta polis, como en otras, les iba más la carne o el pescado.

Cuando nos enfrentamos a la magnitud de los hechos, preocuparse por quién le miraba el culete a quién me suena bastante zafio, por no decir algo peor. 300 hombres que causaron 20.000 bajas al mayor ejército de la antigüedad y que, de no ser por un golpe de mala suerte, incluso habrían podido ganar la batalla. Absurdo...pero nadie ha llegado a brillar sin arriesgarse a intentar lo impensable. Leónidas lo hizo y le salió bien la jugada, bendito barbas.

Rastreando en mi memoria, sería necesario organizar una batida de caza para encontrar el momento en el que esa batalla llegó a mis pueriles y peludos oídos e hizo de mí lo que ahora soy: un bicho peludo, jorobado y sumamente épico. Tanto es así que, en vista de que no tengo nada más a mano, he rescatado del olvido un juego de esos clásicos, clásicos, que tiene sus 15 años más o menos y que sigue viciando como el primer día. No, no me refiero al Pac man, ese es más viejo. Hablo, carroñitas mías, del todopoderoso STARCRAFFFFFFT-BROOOOODWARSSSS! Uno se siente tan Pattoniano con cada salva de los tanques de asedio...es tan bonito ver avanzar a los escuadrones de Goliaths...y esa babilla que los Zerg no paran se expeler...simplemente precioso.

Volviendo al tema original, a veces pienso qué hubiese podido pasar si ciertos momentos críticos de la historia hubiesen cambiado de A a B. Es decir, en el sitio de Alesia, cuando César se encontró con Vercingetórix, ¿qué hubiese pasado si el galo le hubiese metido su espada de hierro celta a nuestro enjuto emperador por salva sea la parte? Procónsul en aquel entonces, vaya. O bien si Aníbal hubiese realmente entrado en Roma en vez de quedarse a las puertas, viendo cómo los romanos, en plena histeria digna de los fans de OT, se lanzaban de las murallas, se inmolaban o se daban mambo antes de que llegara el coco cartaginés. Si 300 colgaos embutidos en cuero y bronce no hubiesen resistido 3 días de agosto del 480 a.C. en ese paso de mierda llamado Termópilas, posiblemente ahora seríamos persas, pedacitos de carroña. Quizá incluso hubiese sido mejor, pero eso ya nunca lo sabremos.

¿Lo hicieron por defender su patria y a la gente que querían?¿Por deber?¿Porque en Esparta les lavaban el cerebro desde que nacían hasta que la espichaban?¿Por restregarles a los atenienses que eran unos nenazas asaltacunas y pegarse la mayor vacilada de la historia?¿Por orgullo?¿Porque no se dieron cuenta de que la iban a cagar hasta el final? A saber...Yo no sé si habría tenido lo que hay que tener para quedarme allí, como hicieron los tespios (quienes, sin ser espartanos, se quedaron y lucharon hasta el final). Yo no lo tengo claro, ¿y tú?

sábado, febrero 24, 2007

Hieno de Bostezos

Ha sido una semana extraña. Son tiempos extraños, en verdad, con tantas cosas que hacen incierto aquello de que mañana será otro día, con el tiempo pareciéndome tan elástico y cambiante, con mis pensamientos yendo y viniendo como el sol en un día de nubes y viento. A ratos, recuerdo ideas que tuve hace un par de años; a ratos, no recuerdo si esta tarde he quedado o no, o si ya he dicho lo que estoy diciendo. Y no, no tomo psicotrópicos.

Ando pensando, haciendo, deseando... las ideas tan pronto se agolpan en mi cabeza como la abandonan a su suerte, saliendo en desbandada como palomas asustadas, vilmente acojonadas por la sombra de un posible destino que me ronda en círculos desde lo alto. Un paso, otro paso, uno más...A cada paso, una encrucijada y tras cada una, la sensación de que he perdido varios caminos por andar este. Quién tuviera muchas piernas y muchos días para poder andarlos todos, hartándose en el buffet libre lleno de estelas en la mar. Se me va, se me va, y no sólo lo que se me suele ir. Siento que se me va algo más, algo que quizá ya se fue hace tiempo y que sólo ahora, al necesitarlo y no encontrarlo, me doy cuenta de su ausencia traidora y vengativa.

Me acuerdo cada vez más a menudo de aquel sueño mío, aquel sueño con un pie y medio en lo pesadillesco, en el que una ola gigante se cernía sobre mi pequeño paseo playero sin llegar nunca a caer. Lo curioso es que nunca llegué a sentir miedo, o a encarnar la típica escena del durmiente despertando con la frente de sudor perlada y un hálito batiente en el pitramen. Tengo un buen repertorio de esos sueños ¿Será conveniente o signo de buena o mala salud, el acabar por sentirse a gusto en las propias pesadillas?


"Oh yeah, there's a storm on the way
There's a storm on the way, alright
There's a storm on the way, uh huh
And it's comin' no matter what I say
(And I come, I come, I come, I come)

Hey, hey, hey, there's truth in the thunder
Love in the lightning, the feeling is frightening
Yeah, isn't it exciting?"

-Gnarls Barkley, Storm Coming.

miércoles, febrero 07, 2007

HIena de Candidez Infantil

¿No es una monada? Le falta una buena chepa peluda y casi podría ser una buena cría. Aisssshh...Esto me recuerda aquellos maravillosos años de niñez, cuando mis hermanos de camada, mis papis y mis mamis nos daban lo nuestro uuuna y otra vez, dale y dale y dale. Es lo que tiene el hecho de ser hiena: tienes lo que hay que tener, seas del sexo que seas (y tardas bastante en asegurarte de qué sexo realmente tienes).

Lo siento por el retraso, hace semanas que no os traía carroña fresquita, pero vuestro gurú jiboso no siempre está disponible para estas cosas de internet. El último mes y medio ha sido un porculo contínuo en la dura lucha del recién licenciado por aparentar que tiene algún otro interés vital que no sea el hacerse con todo el dinero posible, cosa que, con suerte, conseguiré no muy tarde. Espero que sea lo suficientemente pronto como para poder regodearme en mi propia crapulencia mientras os restriego mi asqueroso y fulgurante éxito material. JA!

sábado, enero 20, 2007

Hiena de Mugre


Hola carroñitas mías. Mil perdones por esta desaparición premeditada y alevosa, os tengo muy desatendidas, pero aquí traigo algo de carnaza para que os despacheis a gusto. Eso si, cuidado, que por su aspecto diría que lleva ya un tiempo fuera de la nevera. No es que eso le importe a un hieno como yo, pero hay tanto pejiguero suelto por el mundo...

En fin, ando tan liado con mi joroba de un lado para el otro que rara vez tengo tiempo de pensar en una buena sarta de memeces para escribiros aquí, con tanto máster (al que no asisto), tanto trabajo (por el que no cobro) y tanta leche en vinagre. Ahora, por si fuera poco, mis dulces y elegantes brincos de hiena se han visto temporalmente truncados por un pernicioso esguince, que no duele mucho pero jode un rato, especialmente cuando te duele la chepa por no moverla demasiado.

Lo dicho, es tarde, la llamada de la naturaleza me reclama de manera insistente y no se me ocurre mucho más que decir ahora, así que lo peor que puede pasar es que me decida a editar esta entrada mañana, cuando el tedio del domingo me llene la cabeza de banalidades diversas. Ay de vosotros!